Cuando el pasado sigue presente
Muchas personas van por la vida definidas por una historia de su pasado:
un error cometido, una enfermedad, la muerte de un ser querido o incluso el abuso en la infancia.
Aunque esos hechos ocurrieron hace tiempo, la historia sigue presente, ocupando espacio en la mesa del desayuno, acompañando a la cama, apareciendo incluso en la fiesta de cumpleaños.
Nos acostumbramos tanto a esa narrativa que sentimos que sin ella no sabríamos quiénes somos.
Cada relato empieza siempre igual:
“cuando era niña mi madre me pegaba” → entonces soy la mujer maltratada en la infancia.
“mi pareja me dejó” → entonces soy la abandonada.
“mi padre era alcohólico” → entonces soy la hija del alcohólico.
El vértigo de lo desconocido
Aunque decimos que queremos dejar atrás la tristeza, curarnos de la enfermedad o empezar una nueva vida después de una relación tóxica… al contarlo una y otra vez seguimos dándole el protagonismo a la misma historia.
Ella sigue siendo la protagonista de nuestra vida.
Pero, ¿qué pasa si desaparece?
¿Qué ocurre si un día dejas de empezar tu relato con soy viuda, soy madre soltera, soy la que sufrió abuso, soy la que tiene esta enfermedad?
Ocurre algo que da vértigo: ya no tienes a quién culpar, ya no hay historia detrás de la cual esconderte.
Quedas tú. Con lo que haces y con lo que no haces.
Con tu presente. Con tu responsabilidad.
Y eso da miedo. Mucho miedo.
Cómo dejar atrás el pasado: la decisión imprescindible
A veces basta con tomar una decisión.
Decidir, sin darle más vueltas.
Elegirte a ti y soltar la vieja historia.
Aceptar el miedo a lo nuevo, a las consecuencias, a lo desconocido.
Lo demás –quién serás, cómo será tu vida– se ordenará como un puzzle.
Pero tu decisión es imprescindible: sin ella, ningún sanador podrá hacer milagros.
¿Quién serás sin esa etiqueta?
Hazte esta pregunta en silencio:
👉 ¿Quién seré si ya no soy la viuda, la enferma, la abandonada, la hija no amada?
👉 ¿Cómo se verá mi vida si no empiezo mis frases con esa etiqueta?
Y observa: ¿siento miedo, emoción, ansiedad o ilusión?
Si es miedo, ¿estoy lista para enfrentarlo o elijo conscientemente quedarme un rato más allí?
Cuando digas “ya basta”, es cuando de verdad empieza la magia.
4 pistas para dejar atrás el pasado
Además de la decisión interior, hay prácticas sencillas que te pueden ayudar a soltar la vieja historia:
- Escribir tu relato y cerrarlo.
Toma un cuaderno y escribe la historia como la cuentas siempre. Después añade una última frase: “esta historia termina aquí”. Rompe o guarda esas páginas como símbolo de cierre. - Cambiar la etiqueta por una palabra nueva.
Si hasta ahora decías “soy la abandonada”, prueba con “soy la que elige” o “soy la que crea su presente”. Tu mente necesita un nuevo lenguaje. - Ritual físico de soltar.
Quema una nota, suelta una piedra al mar o entierra algo simbólico. El cuerpo recuerda cuando haces un gesto concreto de liberación. - Anclarse en el presente.
Cada vez que tu mente te lleve al pasado, respira y pregúntate: ¿qué necesito ahora mismo? Esa pregunta te devuelve al aquí y al ahora.
También me pasa a mí
No te juzgo. Yo también paso por eso.
A veces me descubro en el papel de víctima, culpando al marido, a mi madre, al sistema, a las circunstancias que no puedo cambiar si algo no sale como quiero.
Me aferro a historias antiguas que ya no existen… pero que todavía me quitan poder.
Por eso sé lo que es. Y sé cómo superarlo.
Puedo acompañarte en este proceso.
La pregunta es:
👉 ¿ya has tenido suficiente?
Escribime.



