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¿Mujer Guerrera o Víctima?

¿Con cuál de las dos tipos de mujeres te identificas más? (Si eres una mujer, obviamente)

Mujer Víctima

O como yo la llamo, “perdona por existir”:
Es una mujer que se esconde, siempre detrás, en segundo plano, justificándose por todo, como si no tuviera derecho a estar aquí. Siente que los que conquistan el mundo tienen algo que a ella le falta. Se limita en todo, no por falta de capacidades, sino porque no se siente merecedora de lo mejor en la vida. Se culpa mucho: por lo que sucede en el trabajo, por no ser la mejor madre, hija, mujer, compañera, etc. Se preocupa por todo y por todos, nunca se prioriza. Para ella, «sacrificar» es sinónimo de «amar». Al final, siente que todo está en su contra, que nadie la ama lo suficiente, que la vida la castiga y nunca le recompensa por lo sufrido. Se juzga y exige lo imposible de sí misma. Nunca es suficiente. Todo esto, inevitablemente, la transforma en una persona amargada, decepcionada y frustrada en algún momento de su vida.

Mujer Guerrera

Tiene una opinión sobre todo y nunca tiene culpa en nada. Puede discutir incluso por el color del ketchup en un restaurante. Se queja de todo. Para ella, la vida es una lucha constante; nada es fácil, nada fluye. Si no ha conseguido algo con un esfuerzo enorme, siente que no tiene valor. No elige caminos fáciles, busca conflictos, atención y crea caos. Como la vida no es justa, siente que debe luchar constantemente por su derecho a estar aquí. Lo demuestra cada día, tanto a quienes están interesados como a quienes no. Para mujer guerrera, todos son enemigos, por lo que siempre está preparada para lo peor e intenta controlarlo todo al máximo. Es experta en juzgar a los demás y en imponer expectativas. Aunque realmente se juzga mucho a sí misma, eso nunca lo muestra. Lo que sí demuestra con perfección es su capacidad para criticar a los demás. Nadie ni nada la satisface. Así, va por la vida muchas veces sola, atacando primero para evitar ser atacada, porque en su mente, el ataque es la clave de la supervivencia.

Quizá no lo sepas, pero ambas mujeres tienen algo en común: una profunda inseguridad, y las dos por igual buscan aceptación y amor.  La diferencia es que una lo manifiesta atacando y la otra, escondiéndose.

Una pregunta:

¿No tienes suficiente todavía? ¿No te cansa?
¿Cuándo vas a dejar de luchar o de pedir perdón? Vive, suelta y fluye. No necesitas demostrar nada a nadie ni pedir permiso. Simplemente haz lo que te hace feliz a tí. Sé un poco egoísta, pero sin llamar la atención. No hace falta. Al final, todo lo que haces es para ti. Incluso si crees que sacrificas por amor a los demás, en el fondo lo haces porque esperas llenar un vacío propio. ¿Lo ves ahora? Es egoísta, aunque no lo parezca. ¿Pero qué ganas con eso? Solo generas confusión, expectativas incumplidas y decepciones.

Deja también a luchar, a esforzarse tanto, donde no hace falta y deja el miedo tan grande a ser tu. La vida puede fluir si sueltas el control, si confías. Imagina que todo puede llegar fácil, sin conflictos ni luchas.

Entonces, ¿cómo se llama la mujer que no es ni víctima ni mujer guerrera?

Mujer Empoderada

¿Cómo es una mujer así? No necesita demostrar ni controlar. Confía en sí misma y en la vida. Por eso, todo en su vida fluye. La gente la observa y dice: “¡Qué suerte tiene esta chica!”. Pero no es suerte, es soltar. Ella no se apega a lo que piensen de ella ni a los resultados de sus acciones. Expresa sus necesidades con calma porque entiende que tiene derecho a estar aquí, sin justificarse ni buscar aprobación. Vive sin juicios ni expectativas. Actúa para lograr lo que desea, pero está abierta a lo que el universo le traiga. A veces, los resultados la sorprenden porque no se limita.

Es una mujer sana, que se cuida y cuida sus relaciones, basándolas en el compartir. Se siente completa, por lo que no necesita nada de nadie. Vive libre, no sola. Libre. Toma decisiones guiada por su poderosa intuición. Está conectada con su cuerpo y tiene dominio sobre su mente. Sabe que todo depende de ella; lleva las riendas de su vida con total responsabilidad. En su mundo no existen la culpa ni el sufrimiento, porque todo es aprendizaje. Es la creadora consciente de su propia realidad.

Te voy a decir una cosa más. ¿Sabes por qué a veces cuesta tanto desprenderse de una imagen u otra? De luchar o de perdonar, de ser guerrera constante o víctima. Lo que nos ata, a muchas mujeres, a estos conceptos es la lealtad. Ser fiel a lo que te enseñaron de pequeña, a los valores que adquiriste observando tu entorno familiar.

A veces parece que estás haciendo todo lo contrario o algo muy diferente, pero si reflexiones, te darás cuenta de que sigues repitiendo el mismo patrón.

En tu caso, ¿cuál de las dos crees que sigues?

¿O quizás ya estás en el camino hacia la liberación, viviendo con la calma y la tranquilidad de una mujer empoderada? Tu respuesta me genera mucha curiosidad.


Si sientes que necesitas ayuda para liberarte de creencias que ya no te sirven, te invito a una sesión de constelaciones. Una sesión de constelación te ofrece una nueva perspectiva, la que necesitas para decir “hasta aquí” y tomar las riendas de tu vida, de manera consciente y con calma.

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