¿Qué Harías Hoy con Tu Perfeccionismo si Supieras que Mañana Mueres?

De verdad creo que hablamos muy poco sobre la muerte.

Y no, no se trata de dramatizar. Se trata de recordar que, inevitablemente, algún día vamos a morir.
Nuestro tiempo aquí es limitado.

El tiempo que tenemos…

Y sin embargo (lo digo también por mí), hacemos todo lo posible para alejarnos de ese pensamiento.
Pero, incluso si crees en la vida después de la muerte (lo cual te recomiendo profundamente), este momento —en esta edad, en este lugar, con estas personas y posibilidades— solo existe ahora.

Mañana puede que no llegue.
Esa oportunidad puede desaparecer.
Ese tren puede partir.

No se trata de correr ni de perseguir algo, sino de elegir conscientemente cada día, con la visión de esa versión de ti misma dentro de muchas décadas, justo antes de irse de este mundo… satisfecha porque lo intentó todo.
Incluso si a veces eso significó equivocarse, perder a alguien, crear conflicto o sentir vergüenza.

El perfeccionismo como disfraz del miedo

Yo misma estoy ahora en un punto donde siento que hay tantas oportunidades frente a mí, y aun así, dejo que el tren se vaya porque creo que mi equipaje aún no está del todo listo. Todavía no está todo p-e-r-f-e-c-t-o.
Que me falta algo, que tengo que estar preparada para cualquier situación.

Y quiero contarte algo muy íntimo.
En mi segunda regresión con un chamán maravilloso, Ramón, regresé a una vida donde todo era cómodo… pero sin pasión.
Vivía encerrada en una habitación leyendo y escribiendo, mientras la vida me llamaba una y otra vez.
Y yo me negaba, por miedo a decepcionar, a herir, a no cumplir expectativas.

La última escena de esa vida fue dura:
una anciana, sola, frente a un fuego que se apaga, entendiendo —demasiado tarde— que nadie esperaba tanto de mí.
Que fue mi propio miedo el que me robó la chispa, el riesgo, la risa, la vida.
Y que esconderme detrás de la “responsabilidad” fue mi manera de justificar el miedo.

El miedo a no ser suficiente

Ese miedo sigue en mí, solo que ahora tiene otro rostro: miedo a ser juzgada, a hacer el ridículo, a equivocarme.
Y, sin embargo, esa imagen de la anciana en el cuarto frío sigue recordándome: no quiero volver ahí.

Por eso elijo abrirme a lo nuevo, incluso con el estómago encogido por el miedo. Soltar perfeccionismo.
Elijo reprogramarme: soltar la perfección y la insuficiencia, y reemplazarlas por gratitud, por una certeza profunda de pertenecer a esta tierra y a este momento.

Vivir desde la aceptación y la curiosidad

Durante años caminé por un camino trazado, sin cuestionar, como un autómata, creyendo que ahí estaba la felicidad.
Hoy sé que no era el mío.
Y redefinir qué sí lo es, resulta todo un desafío.

Esa pregunta —¿qué quiero realmente, si pudiera tenerlo todo?
es la que me acompaña cada día.
Y sé que la respuesta no está en la mente, sino en la sensación de estar viva, curiosa, apasionada.

Hoy entreno conmigo misma, como quien entrena un músculo:
el de la aceptación, la suficiencia y la curiosidad.

Si estás entre el miedo y el deseo de vivir plenamente

Y si tú también estás en ese punto —entre el miedo y el deseo de vivir más plenamente, bloqueada por el perfeccionismo—
me encantará acompañarte.

✨ Reserva un encuentro conmigo para explorar tus propias respuestas,
para reconectar con tu energía vital, tu claridad y tu impulso esencial.