No soy…
No soy mi mente.
No soy mi cuerpo.
No soy mis emociones.
¿Por qué?
Porque puedo observar mis pensamientos.
Porque puedo darle una orden a mi cuerpo: detente, camina, corre, levántate.
Porque puedo influir en cómo me siento — alegre, triste, melancólica.
Si puedo observarlo, entonces no soy lo que observo.
Entonces…
Si no soy nada de eso, ¿qué o quién soy?
El universo.
La inteligencia.
La luz.
Dios.
Todo y nada.
La fuente.
El silencio entre los pensamientos.
Aquello que permanece cuando todo cambia.
Lo que sabe.
…
El sufrimiento aparece cuando olvidas lo que NO eres.
La libertad llega cuando lo recuerdas.
La mente, el cuerpo, las emociones son herramientas. Para ti. Para mí.
La mente me ayuda a sobrevivir en la tierra.
El cuerpo es mi vehículo, mi medio de transporte.
Las emociones, mi brújula. Mi guía.
Honro a cada una y uso cada herramienta con consciencia, sin olvidar que YO soy quien elige.
- No me dejo atrapar por el exceso de pensamiento (el proceso mental siempre tiende hacia lo negativo; el PENSAMIENTO nace de la Fuente, pero el resto son susurros teñidos de miedo a no sobrevivir).
- Cuido de mi cuerpo, lo nutro, lo escucho y respeto sus necesidades.
- Observo lo que mis emociones me quieren decir, pero no les doy el timón. Les doy espacio, incluso a las “incómodas”, las escucho con atención, sin negar nada, con sinceridad hacia mí misma.
¿Siempre lo consigo?
No. Claro que no.
Por eso tengo mis rituales, mis técnicas, mis ‘hacks’ para recordarme rápidamente quién NO soy, y quién es la Creadora de mi realidad.
Si llevas un tiempo leyendo este newsletter, seguramente ya sabes lo que te voy a decir.
La intención. La respiración consciente. Caminar en la naturaleza. Vaciar la mente en el diario. Limpieza energetica. Meditación. Yoga. Una charla con la persona adecuada. Silencio. Soledad nutritiva.
Si sientes que ha llegado el momento de recordar verdaderamente quién eres…
habla conmigo. Estoy aquí para acompañarte.
